
Todo había cambiado de repente: el tono, el clima moral. No sabías qué pensar, a quién escuchar. Era como si durante toda tu vida te hubieran llevado de la mano como a un niño pequeño y, de pronto, te encontraras solo y tuvieras que aprender a andar. Ya no quedaba nadie, ni la familia ni las personas cuya opinión merecía tu respeto. En aquel tiempo sentías la necesidad de comprometerte con algo absoluto - la vida, la verdad o la belleza- que gobernara tu vida y reemplazara unas leyes del hombre que habían sido descartadas.
Sentías la necesidad de entregarte a una meta última con todas tus fuerzas, sin reservas, como no habías hecho nunca en los apacibles viejos tiempos, en la antigua vida que ahora estaba abolida y había desaparecido para siempre.
BORIS PASTERNAK, Doctor Zivago
(pasaje subrayado en uno de los libros que se encontraron junto al cadáver de Chris McCandless)
No hay comentarios:
Publicar un comentario