Humo

PLAY:

Una silla vacía, el suelo mojado, las colillas flotando en un cenicero, la noche,
ya está aquí.
Reunidos bajo el techo de estrellas, en aquella terraza, donde la música era el chocar entre las botellas de cerveza fría.
Nosotros, incombustibles.
Rodeados de otros curiosos , sentados en las escaleras, incrédulos, buscando sentido, sú pobre soledad.

El honesto trabajador del ferrocarril, el fumador de marihuana, el aullido secreto de los jóvenes buscadores del dharma, emergidos de las profundidades tumultuosas bares oscuros.
La ausencia paterna, el llanto materno, infancia de rodillas peladas , el suelo duro.
Adolescencia de pasiones, rebeldías y frustraciones, ebullición.
Ladrón ocasional de esperanzas ajenas. Velocidad , estallidos locos de felicidad frenética, incontrolable, grandes caídas fuertes resurrecciones.
Vida alcohólica.
Golpes por los senderos de la vida, buscando siempre el más complicado, arrepentirse sin poder dar marcha atrás. Sin frenos, como una locomotora desbocada.
Unos se fueron, para no volver, otros jamás llegaron, otros están donde siempre pero ya no son ellos.
Buscando donde agarrase para no hundirse por la dureza del día a día,
las esperanzas en forma de cánticos inútiles,
la desesperación de la meta idealizada, esperando un autobús que está por llegar, protegidos por gafas oscuras.
Autonomía ,
auto resistencia,
corazas blindadas para no pedir auxilio,
sacarse las castañas del fuego sin guantes supone hacerse costras el fondo del espíritu, siempre queda la eterna duda que suponen los cruces.
Los caminos son imprevisibles, hay veces que vamos por cunetas llenas de cristales rotos y restos de sueños arrugados como papeles,
humeantes.
Todo tiene recompensa, la carcajada unánime lo inunda todo, ya no queda sitio para resignaciones ni lamentos, no proceden.
Seguiremos adelante cada uno en su camino pero todos juntos de aquí al cielo.

Hoy las amapolas siguen gritando pero no escuchamos
Felices
siendo sin ser
siendo humo