Éramos felices, éramos intrépidos, vivíamos como si la muerte fuese algo ajeno,
ajeno como tus labios.
Rojos, rojo esperanza,
estoy ahí
estaré.
Borracho de sueños,agobiado por los cánticos de los pájaros al despuntar el sol.
Vida incógnita, pasos superfluos.
Mañana ya es hoy, mis pies no se despegan del suelo,
suelo ,sigues frío como el ayer, nostálgia aflige al viejo en la sala de espera del médico.
El perro sigue ladrando , ahora afónico.
No se detiene, ella baila en una espiral, yo en ella,
camino pero hoy no puedo, mañana es ahora, el tiempo es un cuento.
Escuálida habitación reluce cuando estás en ella,
luz.
Felicidad risueña ,niña inocente, vulnerable, cobijo sombrío , demasiado para una flor.
Se marchita con el tiempo que soy yo,
el pájaro en la jaula, el perro atado y el indio evangelizado.
Atados de pies y manos por un pasado que viene una y otra vez, sin fin, inservible.
Resurrección sin contemplaciones,
niña ya eres mujer, vuela salvaje hacia el sol.
Son días de poco sueño, poca hambre.
Los minutos, gotas que no se desprenden de las hojas,
las hojas mojadas , la tinta corrida, un mar en calma más intimidante que cualquier tormenta.
Miedo constante, miedo a perder, miedo a no ser recordado.
Cuanto más pienso en la irrealidad de las cosas más reales se convierten, pero son otras, no me pertenecen.
Yo piedra, tú agua.
Destrózame con tú alegría refrescante.
Ahora,
no hay tiempo,
ha muerto,
el mañana sigue siendo ahora,
el mundo no se para cuando aguantas la respiración.
El perro tiembla en busca del calor protector,
chilla,
chilla en busca de distracción,
todos los segundos para él son uno, y con él uno más.
Se paró el reloj y con el yo,
pero el tiempo no existe.
Somos ahora o nada.
Ahora o tiempo.
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